jueves, 6 de agosto de 2020

Inteligencia Artificial. ¿La rebelión de las máquinas?





La inteligencia artificial se encuentra en nuestros días en un proceso de aceleración difícil de imaginar. La mente humana no está preparada para entender lo que supone un crecimiento exponencial.  Cuando se quiere intentar explicar, casi siempre se recurre a la leyenda del tablero de ajedrez y los granos de trigo
En cada casilla del tablero, el doble de granos de trigo en la casilla anterior. No parece mucho, si piensas en cómo aumenta el número en las primeras casillas del tablero. Pero el aumento se vuelve monstruoso conforme pasas a la segunda mitad del tablero. 
En la última casilla deberíamos ser capaces de conseguir amontonar nada menos que unos 9.000.000.000.000.000.000 (sí, nueve trillones de granos de trigo, 2^63, en una sola casilla), más luego todo lo anterior.  Inimaginable.

Recientemente hemos tenido que acostumbrarnos a series numéricas en crecimiento exponencial, como la de contagios por Covid-19. Afortunadamente, la fase exponencial de la curva ha durado muy poco tiempo, porque todos hemos sentido la angustia de ver cómo se doblaban los casos, o lo que es peor, las muertes, cada 2 o 3 días.

Pues la inteligencia artificial sigue el mismo patrón.  Y además, lo está haciendo desde hace más de medio siglo.

Tratar de explicar la inteligencia artificial es algo difícil, porque envuelve a varias tecnologías: la robótica, la capacidad de procesamiento, los algoritmos, el machine learning, etc.
Para intentar resumirlo, voy a recurrir a la famosa Ley de Moore, y al lanzamiento del iPhone en 2007.

La Ley de Moore expresa que aproximadamente cada dos años se duplica la capacidad de procesamiento en un microprocesador. Como lo del tablero de ajedrez, sólo que lleva ocurriendo desde aproximadamente desde 1965.  Estamos en la segunda mitad del tablero, y los aumentos de capacidad son ya enormes. 



Cada vez podemos meter más transistores (que son los que dan la capacidad de procesamiento) dentro del microprocesador. Actualmente los transistores tienen ya una escala de entre menos de 3 nanómetros (unas 30.000 veces más fino que un cabello humano, y en la misma escala que el ADN humano, de 2,5 nanómetros).

Estos avances en la miniaturización y en el aumento de potencia hicieron posible el segundo hito de la tecnología actual, el momento en el que cambió todo: 2007. Cuando Apple (e inmediatamente después todos los demás) lanzó al mercado el primer smartphone. Eso puso el mundo entero literalmente en nuestras manos, y sirvió de semilla a todas las revoluciones tecnológicas que estamos viviendo de manera simultánea.
Para no alargarme mucho, y no desviarme, os digo que todo esto está maravillosamente desarrollado en el libro “Thank you for being late” de Thomas Friedman, del que os dejo un resumen en el enlace.


Volviendo a la inteligencia artificial, hay que tener en cuenta que  la capacidad de procesamiento está aumentando de manera tan brutal, por estar ya en la segunda mitad del tablero, que está permitiendo que todas las tecnologías necesarias para crear una inteligencia artificial avanzada estén progresando espectacularmente.

Pero, ¿superará una inteligencia artificial alguna vez al ser humano?  La respuesta a esta pregunta no es sí o no, la respuesta es “por supuesto que sí, pero ¿cuándo?”

Para ilustrar esto vemos este sencillo diagrama. En la parte superior hemos hecho una escala entre la inteligencia humana más limitada, el tonto del pueblo, y la mayor inteligencia humana imaginable (Albert Einstein, o cualquier otro que sea vuestro referente).


Luego, en la parte inferior, hemos reducido la escala para poder ver hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial. 

Si empezamos mucho antes de la inteligencia humana, con muchísimo esfuerzo hemos conseguido ya reproducir una inteligencia similar a la de un ratón, capaz por ejemplo de encontrar la salida de un laberinto, y recordar el camino más adelante; dentro de poco tiempo, y con muchísimo esfuerzo más, seremos capaces de simular la inteligencia de un chimpancé, nuestro pariente más cercano; enseguida llegaremos al nivel de inteligencia del tonto del pueblo, pero es que en un abrir y cerrar de ojos llegaremos a superar la mayor inteligencia humana imaginable. 

Y esto no se detendrá allí, las inteligencias artificiales tienen varias ventajas sobre nosotros, entre otras que no están limitadas por el tamaño de las neuronas, ni siquiera por el tamaño de nuestro cerebro (hay que tener en cuenta que nuestro cerebro tiene que caber dentro de nuestro cráneo, mientras que para una I.A. no tiene por qué existir esa limitación).

Dentro de un tiempo, no sabemos cuánto, la inteligencia artificial llegará a un punto llamado  la singularidad,  que es un concepto casi filosófico, pero se puede resumir en que será cuando la I.A. tome verdadera conciencia de su propia existencia, sea capaz de autorreplicarse y automejorarse, y consiga la independencia total del ser humano.


Y aquí viene la pregunta que llevo haciéndome desde hace años: ¿qué hará la inteligencia artificial entonces?

A pesar de estar preocupado como el que más, me da la sensación que el imaginario colectivo, animado por las super producciones cinematográficas de ciencia ficción, lo trata de una manera muy simplista.  

Resumiendo mucho:

Terminator: La archifamosísima Skynet, de diferentes maneras que han ido modernizándose con las diferentes películas, para adaptarlas a los tiempos, adquiere conciencia, e inmediatamente después decide que debe destruir a todos los humanos. 
Un momento, ¿QUÉ??  ¿Sólo se le ocurre eso? ¿y por qué?  
Vale que merezcamos la extinción, pero no entiendo qué cálculos le pueden llevar a esa inteligencia artificial a concluir que merece la pena iniciar una guerra total con la especie más poderosa del planeta, ni qué beneficios tendría eliminar a esa especie para su supervivencia futura.  Skynet, eres un poco resentida, ¿no?

Matrix: un poco más elaborado. Sin entrar mucho en cómo llega a ese razonamiento, la I.A. que adquiere conciencia también llega a la conclusión de que debe librarse de los humanos, aunque decide que en vez de eliminarlos los puede utilizar como fuente de energía, y para eso les crea una simulación en la que los humanos pasan la vida sin darse cuenta de que sólo son simples baterías. ¿Cómo?? Mira que me gusta Matrix, pero como concepto no se aguanta por ningún lado. ¿No se le podría haber ocurrido otra forma más sencilla de conseguir energía?

Yo, Robot: aumentamos algo más la complejidad. Los humanos hemos creado a los robots, y en previsión de que se vuelvan contra nosotros les hemos instalado una programación que nos protege, las tres Leyes de la Robótica. A pesar de lo perfecto de la combinación de las tres leyes, cuya eficacia y contradicciones su creador Isaac Asimov se dedicó a probar infinidad de veces en sus libros, la I.A. toma conciencia de que no nos puede dejar solos, porque vamos camino de auto destruirnos. Así que toma el control (o al menos lo intenta), con la intención de someternos a lo que imagino que iba a ser un régimen totalitario robótico, todo con la intención de protegernos, por supuesto.

Hasta ahora vamos mal: o nos destruyen totalmente (a menos que encontremos a Sarah Connor, y la protejamos), o nos convierten en pilas (a menos que Neo elija la pastilla roja), o nos someten a su robótica voluntad (a menos que Will Smith lo impida).
Pero no puede ser todo tan radical.  
¿Habrá alguna forma de que una inteligencia artificial fuerte (que haya llegado a la singularidad) pueda convivir con los humanos en paz y de forma que ambos salgamos beneficiados? 
Hay unas cuantas películas que han tratado este tema, de una manera menos apocalíptica y más profunda que las que hemos visto hasta ahora, y que trataré más adelante.  ¡Gracias por llegar hasta aquí!