jueves, 6 de agosto de 2020
Inteligencia Artificial. ¿La rebelión de las máquinas?
domingo, 10 de mayo de 2020
No aprendemos hasta que no nos toca muy de cerca
Esta pandemia
global fue un primer aviso. Después de
dejar en evidencia cómo un pequeño virus puede extenderse de manera fulminante
alrededor de todo el mundo, y de poner en jaque a todos los países que tuvieron
casos, de repente, desapareció.
Extracto del documental "Explained - The Next Pandemic". Emitido el 07/11/2019
Nadie sabe por qué pasó eso. Lo que está claro es que no lo vencimos nosotros. El siguiente virus podría ser peor, podría ser más silencioso, podría ser contagioso durante más tiempo en enfermos no sintomáticos, lo que haría mucho más difícil su contención; podría extenderse a muchos más países, y a mucha más población en el mundo. Podría hacer que las medidas de contención necesarias fueran tan severas que destruyeran las economías de los países que llegaran demasiado tarde a tomarlas.
Honestamente, creo que los países asiáticos no están conteniendo mejor el SARS-CoV-2 por su carácter más disciplinado, ni por su inversión en nuevas tecnologías, ni por la valía de sus dirigentes. Ha sido una cuestión de suerte. Este virus, muy parecido al anterior, ha surgido también en China. Los países de su entorno recuerdan perfectamente lo terrorífico que fue el primero. Los dirigentes aprendieron de las cosas que no se hicieron bien, y la población ha entendido enseguida que había que hacer lo necesario. A los países occidentales simplemente nos pilló demasiado lejos aquel virus de 2003. El virus SARS desapareció demasiado pronto para que nosotros también tomáramos nota de lo peligroso que podía ser un nuevo brote. En 2003 lo vimos como un problema de los chinos, que había afectado casi únicamente a los países de su alrededor. Estábamos preocupados por otras cosas. Sólo unos pocos, como Bill Gates, nos advertían de que la próxima nos iba a pillar desprevenidos, que no habíamos hecho nada, que siempre lo dejábamos para mañana.
Y el mañana llegó. Y nos golpeó fuerte, muy fuerte. Ahora ya hemos aprendido, porque nos ha tocado cerca, muy cerca. Ya no nos burlamos de los orientales que van con mascarilla por la calle. Ya no nos extraña que nuestros datos, esos que regalamos a compañías privadas para que nos bombardeen con publicidad, puedan ser usados también, ¿por qué no?, por nuestros gobiernos para hacer seguimiento de posibles contagiados y sus contactos.
Aunque quizás hemos aprendido demasiado tarde. Quizás las potencias mundiales de este siglo ya no vayan a ser las potencias occidentales. Quizás los que dominen el mundo las próximas décadas son los países que mejor y más rápido tomaron decisiones durante las primeras semanas de 2020.
Quizás todo esto no tiene que ver con la estructura de las sociedades asiáticas, y el carácter de sus poblaciones, sino que es cuestión de suerte. Suerte de que los humanos no aprendemos de las desgracias, a no ser que algo nos toque realmente cerca.
domingo, 15 de marzo de 2020
Leer en caso de Apocalipsis
Una cepa particularmente virulenta del coronavirus humano SARS* finalmente rompió la barrera de la especie y logró dar el salto a huéspedes humanos, o puede que hubiera sido deliberadamente propagada en un acto de bioterrorismo. El contagio se extendió con devastadora rapidez en esta era moderna de ciudades densamente pobladas y viajes aéreos intercontinentales, y mató a una importante proporción de la población mundial antes de que pudieran implementarse cualesquiera medidas de inmunización o siquiera órdenes de cuarentena eficaces."
Aunque parezca increíble, este es exactamente el inicio de un libro llamado “Abrir en caso de Apocalipsis” Escrito por Lewis Dartnell en 2014.
Antes de continuar quiero dejar claro que la situación actual (hoy, 15 de Marzo de 2020, después de decretar el estado de alarma, el gobierno ha decretado unas medidas de confinamiento forzoso a toda la población española, ante el exponencial aumento de casos de la enfermedad COVID-19, causada por un coronavirus humano, el SARS-Cov-2) no es tan preocupante como para pensar que estamos ante un escenario ni tan siquiera parecido al descrito en estas primeras líneas. Hay muchas evidencias de que el virus actual puede ser frenado con medidas como estas, medidas sin precedentes y muy duras para la población y para la economía, pero que sin duda serán efectivas.
Estoy convencido que dentro de unos meses, cuando hayamos recuperado nuestra vida normal, volveremos a estar preocupados por cosas mucho más triviales y recordaremos este episodio con una mezcla de miedo, por si se puede repetir, y orgullo, por cómo nos hemos unido todos en la lucha contra este enemigo microscópico.
Pero…
Pero cualquiera que sepa algo de epidemias sabe que lo más peligroso de los virus es que mutan constantemente, a una velocidad que no somos capaces ni siquiera de asimilar ni comprender. Una simple y catastrófica mutación del actual virus, podría llevarnos a un escenario mucho más terrorífico.
viernes, 10 de enero de 2020
Leer más, y de mayor calidad
Dos noticias sobre la afición a la lectura me han dado mucho que pensar últimamente. La primera de ellas es que ha cerrado Círculo de lectores. Recuerdo con nostalgia los libros de la estantería de mis padres, muchos de ellos comprados a Círculo de lectores, y que eran los mismos que podías encontrar en todas las casas que visitabas. Mi voracidad lectora durante aquellos años hizo que los leyera casi todos, y así descubrí joyas como El nombre de la Rosa, de Umberto Eco, Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, o Caballo de Troya, de J.J. Benitez, por sólo nombrar algunos de los que más me impactaron. Lo malo es que también me comí alguna castaña de libro que otra, por mucho best seller que fuera. Es lo que tiene tener un método para seleccionar libros tan rudimentario como el mío por aquel entonces, básicamente plantarme delante de la biblioteca de libros de mis padres, y guiarme por el instinto.
Conforme iba pasando el tiempo me iba dando cuenta de que tenía que seleccionar mucho más lo que leía, básicamente por dos razones, la primera es que el tiempo que dedicaba a leer estaba disminuyendo; y la segunda es que los libros interesantes, tanto novedades como clásicos, no paraban de crecer en mi lista de pendientes.
La otra noticia que me ha hecho reflexionar últimamente es ésta, que dice que el director ejecutivo promedio lee 4-5 libros al mes. He visto varias versiones de esta noticia, casi todas como reclamo de alguna página web de promoción y venta de libros.
El mensaje subliminal de esta noticia es que yo no he llegado a director ejecutivo porque no leo los suficientes libros. O dicho de otra manera, que si aumento el número de libros que leo podré acceder al selecto club de los CEOs (siempre queda mucho mejor usar el anglicismo).
Esto, aparte de ser una falacia 'Cum hoc ergo propter hoc' (correlación no implica causalidad) de libro, me parece demagogia barata. Pero he pasado mucho tiempo dándole vueltas a rebatir este argumento, aunque fuera a mi propio subconsciente, que me gritaba desde lo profundo de mi mente “¡deberías haber leído más, piltrafilla, no vas a llegar nunca a nada!”. Así que me puse a ello:
¿Qué quiere decir leer 4-5 libros al mes? ¿Es lo mismo leer Rebelión en la granja, de George Orwell (129 páginas) que Los pilares de la Tierra, de Ken Follet (1.340 páginas)?
Por supuesto que no. El dato correcto debería haberse dado en otras unidades, como por ejemplo las horas diarias o mensuales que dedican a leer.
Según Amazon, el número medio de palabras por libro es de aproximadamente 64.000. Si eres como el lector promedio, y lees 200 palabras por minuto, puedes terminar un libro en 320 minutos. Si divididimos entre 7, eso es aproximadamente 45 minutos de lectura por día.
Bien, ahora que ya estamos usando las unidades correctas, y se ha calmado el ingeniero que llevo dentro, me pregunto varias cosas: ¿estoy leyendo más o menos de eso? ¿debería leer más horas? Pero sobre todo, ¿me va a impulsar eso a ser CEO?
La respuesta a todas estas preguntas es DEPENDE.
- El lector de RSS Feedly en el que sigo a 84 fuentes diferentes, que publican contenido a diario (unos 10-15 artículos diarios).
- La herramienta de selección social Refind, con su selección diaria de 10 noticias que considera interesantes para mí.
- Y por supuesto, multitud de enlaces que envío a Pocket contínuamente desde Twitter, red en la que paso casi todos los ratos muertos que tengo en el día en los que tengo el móvil en la mano, o sea casi todo el tiempo.
En definitiva, yo creo que si no he llegado todavía a CEO la culpa es de Twitter, en el que paso las horas muertas que debería estar pasando leyendo libros (libros para llegar a ser CEO, se entiende).