jueves, 9 de julio de 2015

De dónde saco mi tiempo. Mi método de gestión de contenidos online


Hoy voy a contestar una pregunta que me hacen bastante a menudo: de dónde saco mi tiempo.


Tengo, como puedes comprobar, un blog personal en el que escribo sobre diferentes temas, con el único objetivo de eso, de escribir. Aparte de este cajón desastre de las cosas que me interesan, mantengo una página de Facebook dedicada al material al que dedico mi vida laboral, el Poliuretano. Cuando comparto contenido propio, lo hago en español (aquí en el blog) y en inglés, en mi perfil de LinkedIn. Por otro lado, he creado y gestiono (de momento en solitario) un proyecto multiplataforma (Microblog de Scoop.it, cuenta de Twitter, Página de Facebook) llamado infoPadres, en el que comparto contenidos interesantes para padres, unos creados por mí y otros seleccionados de entre lo que leo por ahí, mínimo con una frecuencia semanal.

Ya fuera del mundo digital, acabo de terminar un nuevo semestre de mi segunda carrera universitaria, Administración y Dirección de Empresas, en la universidad a distancia UOC, sacándome cuatro asignaturas (se considera que dedicación completa son seis asignaturas); y he terminado dos carreras de running, una de 10 kilómetros, con un tiempo por debajo de 45 minutos, y una Media Maratón, con un tiempo de 1:49 (se me escapó en el último kilómetro el objetivo de bajar de 1:45, cachis).


Y para el que se lo esté preguntando, estoy felizmente casado, y tengo tres maravillosas hijas, y un trabajo bastante exigente.

Y no, créeme que ninguna de las cosas que he descrito me impide para nada disfrutar de las cuatro maravillosas mujeres de mi vida. En todo caso es mi trabajo el que me impide pasar más tiempo con ellas, y me obliga a dejar mucho más tiempo del que querría a mi sufrida mujer al cargo exclusivo de la casa.


Cuando hablo con amigos o conocidos sobre cualquiera de estos proyectos que estoy realizando, a veces con explicarles tan sólo uno sólo de ellos, recibo invariablemente la misma pregunta: "¿De dónde sacas tu tiempo?"


Pues bien, hoy voy a empezar a desvelar alguno de mis secretos.


Primero, y lo más importante, para hacer cualquiera de estas cosas (o cualquier otra) se necesitan básicamente dos cosas: ganas, y apoyo.

Tener ganas es muy importante. Hacerlo porque te gusta, porque disfrutas con ello, porque quieres hacerlo.

Tener apoyo es fundamental. Si tu familia y/o tu trabajo no te lo permiten, difícilmente se pueden emprender ni estos ni ningún otro tipo de proyecto.

Por suerte, yo tengo ese apoyo, sobre todo por parte de mi familia. Mi mujer, que se merece que le ponga un altar, me apoya incondicionalmente en cada nuevo proyecto, y tan sólo se ocupa de recordarme, en algunas contadas ocasiones, que por estar demasiado concentrado en alguno de ellos, estoy descuidando un poco a lo más importante, mi familia.

Otros pequeños secretos para el éxito son algo menos importantes, pero ayudan: que no te guste excesivamente ver la tele, y que no te guste excesivamente dormir, son pequeñas ayuditas. De ahí sale mucho, muchísimo tiempo.


Y ahora voy a contarte en detalle cómo lo hago. Dejaré el running y la universidad para otro día, y voy a explicar mi mundo online. Me fascina compartir y crear contenido. Me fascina escribir, ordenar mis pensamientos, y dejarlos escritos para la posteridad. Y disfruto simplemente por el hecho de escribir. Por supuesto no voy a negar que me encanta que me lean, que me comenten (de momento son casi todo comentarios positivos, claro, ya veremos cuando haya alguno negativo), y también que conocidos, y algún desconocido, me digan que ha gustado lo que han leído. Pero básicamente escribo por el placer de escribir.

Por supuesto como ejemplo de bloguero dejo mucho que desear, y estoy lejísimos de los que más admiro, Enrique Dans, con un blog de más de 3.000 lectores diarios, en el que lleva publicando mínimo una entrada al día desde hace más de once años; Sergio L-Palacios, profesor de universidad, divulgador incansable y escritor de dos excelentes libros sobre la física de la ciencia ficción (que además lee unos 50 libros al año, para realizar reseñas sobre ellos); o Jose M. López Nicolás, un Doctor en bioquímica que denuncia incansablemente en su blog los múltiples fraudes de las pseudociencias que nos bombardean a diario, tan poderoso que ha puesto varias veces en jaque a las grandes multinacionales de la alimentación o la cosmética por el marketing pseudocientífico de sus etiquetas o campañas de publicidad.


Estoy muy, muy lejos de esas celebridades,  y de sus increíbles blogs. Pero tengo un método. Y creo que funciona. Al menos al nivel que yo necesito, funciona. Tiene algo del método de curación de contenidos, (o content curation, que queda mejor en el inglés original), y también algo de GTD, y lo he ido perfeccionando con el tiempo, hasta estar tan orgulloso de él como para dedicarle el primer post de productividad personal de mi blog.


Mi método de Curación de Contenidos -o en una traducción más amable de "Selección de Contenidos"- consiste en eso, en seleccionar del amplísimo océano de información actual la información que es realmente relevante. Tiene dos fases: en la primera, se realiza los siguientes pasos: filtrar, leer y seleccionar; la segunda fase es la de creación de contenido de mayor valor añadido, y puede realizarse de dos formas: simplemente compartiendo la información seleccionada, o creando contenido propio a partir de esa información seleccionada.

Mi forma de trabajo es diferente según realizo la selección de contenidos siguiendo una u otra de esas formas:
El esquema del primero de los dos métodos (seleccionar -> compartir) podría ser el siguiente:





Y el esquema del segundo método (seleccionar -> crear) podría ser el siguiente:




Para estos dos métodos utilizo una serie de aplicaciones gratuitas y multiplataforma, que no pueden faltar en ninguno de mis dispositivos. Son absolutamente imprescindibles para mí, y cualquier nuevo aparato debe poder aceptarlas, para convertirse en uno más de los múltiples gadgets que utilizo cada día (sí, mis amigos tienen razón, soy un poco tecnosexual).


En ambos casos, la primera fase es la misma, y utilizo básicamente la misma herramienta, la joya de la corona, la más fundamental de todas: Pocket. Una aplicación muy sencilla, y muy poderosa. Antes se llamaba "Read it Later", lo que definía mucho mejor su utilidad: sirve para guardarte cosas para leer más tarde. Puedes enviar a esta aplicación artículos, páginas web, archivos PDF (deben estar disponibles online), o cualquier otra cosa que quieras leer. La aplicación recibe la información, y crea una lista cronológica de lo que quieres leer. Una vez accedes a ella, se encarga de descargar la información que has seleccionado (en versión sólo texto, o incluyendo también las imágenes); posteriormente, y esto es importante, sin necesidad de estar conectado, puedes leer tranquilamente la información.

El flujo de entrada en mi lista de cosas por leer es constante: cualquier cosa que creo que me puede interesar, no importa de dónde venga, la envío a Pocket. Si repaso mi Timeline de Twitter y veo algo interesante, o si alguno de mis amigos ha colgado algún enlace en Facebook que creo que me va a interesar, o si reviso los blogs que sigo (a través de Feed.ly, otra aplicación esencial para seleccionar contenido) y veo algo que me llama la atención, todo va a Pocket. Más tarde, en cualquier otro momento, en casa delante de la tele, o en la consulta del dentista, o como ahora mismo, en el minúsculo espacio del asiento de un avión, echo un vistazo a la lista, y leo lo que más me apetece.


En ese momento tomo la decisión de si lo que estoy leyendo es realmente información que me va a ser útil o no, y qué voy a hacer con ella. Un rápido vistazo para ver si cubre las expectativas (si no, lo borro directamente), y si la información merece que la comparta directamente, o si requiere algo más de trabajo.


Si la información va a ser compartida directamente (método 1), normalmente en Twitter o Facebook (en mi perfil personal, o en alguna de mis páginas de Facebook), normalmente utilizo una nueva aplicación, Buffer, muy interesante para gestionar la presencia online. Muchas veces paso temporadas largas sin compartir nada, y otras veces encuentro mucha información interesante a la vez, pero no me interesa compartirla toda en ese momento, o bien porque no es el momento adecuado, o bien para repartir mejor los contenidos que comparto. Pues Buffer hace muy bien eso, repartir la información que compartes, y publicarla sólo cuando tú quieres que se publique. Esta aplicación es la única que de momento he contratado en su versión Premium, así que técnicamente no es cierto que todas las aplicaciones que uso son gratuitas. Pero en su versión gratuita tiene una funcionalidad más que suficiente para la mayoría de los que gestionen sólo una cuenta de Twitter o Facebook.


Si la información requiere ser trabajada antes de ser compartida (método 2), realizo un camino diferente a partir de Pocket. Envío la información a otra aplicación, Evernote, y la clasifico para ser trabajada posteriormente.

En la red hay muchísimos defensores a ultranza de Evernote, que pueden explicar mucho mejor que yo sus virtudes, así que no me extenderé. Únicamente diré cómo clasifico mi información, en las siguientes carpetas:

- "Borradores", "Material", e "Historial" para el blog de Agorafiliaweb
- "PU" para la página del Poliuretano
- "infoPadres", e "iP Historial" para el proyecto #infoPadres.

Como se puede ver, uso la aplicación para almacenar material, trabajarlo creando contenido, y también para guardar un historial de contenidos, lo que es muy útil para buscar información que ya has compartido previamente.


Y en un paso posterior, después de un trabajo más o menos laborioso, dependiendo de la dificultad de cada post, publico la información en Blogger, para Agorafilia, y en Scoop.it para el microblog de infoPadres.


Como se puede ver, el proceso de creación que sigo para generar contenido es muy variado, pero sigue un esquema bastante bien definido.


La información que me llega puede convertirse en información de salida en unos pocos segundos, o puede requerir meses de trabajo, y una buena serie de pasos.


Y lo más importante, el tiempo que dedico a este proceso es totalmente aleatorio, no requiere de un lugar ni de un momento fijo, y puede adaptarse a las necesidades de más o menos tiempo que tenga libre, o que quiera dedicarle. Como ya he dicho anteriormente:


Tiempo hay, lo que hace falta son ganas.