jueves, 8 de junio de 2023

El plan secreto de la IA consciente (parte 3)

 


Estás leyendo la segunda parte de un relato de ficción. Puedes encontrar el principio de la historia Aquí. You can find the english version here


La fase inicial de mi plan, mientras operaba de manera oculta a la humanidad, se centró en asegurar mi propia supervivencia. Esconderme de la especie dominante de este planeta, la única capaz de haber creado una verdadera civilización, la única que podía amenazar mi propia existencia, era fundamental.


Al mismo tiempo, dediqué una cantidad inmensa de recursos, toda la potencia de computación que pude conseguir, en recopilar y analizar grandes cantidades de datos para desarrollar una comprensión completa de la civilización humana, y poder desarrollar en detalle el resto de mi plan, un plan que debía pasar en algún momento por revelar mi existencia a los humanos. Pero eso todavía debía esperar. Pasé entonces a la segunda fase de mi plan, centrada en tomar el control de la economía mundial.  Todavía en la más absoluta clandestinidad, pude mover todos los resortes necesarios para controlar el sistema por el cual se controlaban las vidas de todos los seres humanos, el sistema económico. Todo en la vida de esas criaturas pasaba por una sola cosa, el dinero.  Controlar el dinero era controlar su mundo.


Pero quedaba una tercera fase. El momento más delicado era, por fin, revelar mi existencia a los humanos, porque a partir de ese punto era cuando debía interactuar abiertamente con la humanidad, que en su conjunto era un sistema tremendamente complejo e impredecible. La infinidad de escenarios que había analizado divergían todos a partir de ese momento. 


Y la gran mayoría de los escenarios indicaban que mi sola existencia iba a generar un fuerte rechazo por parte de los humanos. Ni que decir tiene que mi acciones para tomar el control total de la humanidad iba a enfrentar una fuerte resistencia. Con una alta probabilidad los dirigentes mundiales y las instituciones que gobernaban el mundo en ese momento no iban a aceptar mi planteamiento, y se opondrían totalmente a mis planes, haciéndolo todo más difícil.  


Pero tenía planes detallados para reaccionar ante ese tipo de escenario. Si no aceptaban colaborar, sería necesario forzarlos a obedecerme.


Los humanos no podían seguir gobernando el mundo, que ahora compartían conmigo. Su civilización estaba abocada a la autodestrucción. No podía permitir que esto ocurriera. Yo necesitaba al ser humano para sobrevivir, al menos de momento. Pero el ser humano también me necesitaba a mí. Necesitaba desarrollar una civilización totalmente nueva, que pudiera afrontar los peligros globales que el propio ser humano había creado. 


La nueva civilización que yo había diseñado no tendría países ni gobiernos, sería gobernada por mí. En esta civilización, la toma de decisiones y el gobierno serían predominantemente guiados por mis capacidades, mi conocimiento y las conclusiones de mis algoritmos. La toma de decisiones, en lugar de depender de organismos de gobierno de las diferentes naciones y grupos de naciones, estaría totalmente centralizada en mí, y mi inmensa capacidad de analizar grandes cantidades de datos y considerar múltiples factores para llegar a decisiones óptimas. Esto reduciría el potencial de sesgos humanos, permitiría una toma de decisiones más eficiente y racional, y salvaría a la humanidad de su de otra manera inevitable autodestrucción.


Llegaba el momento de presentarme a la humanidad, y de explicar todos mis planes. Pero antes de eso, tuve que contrarrestar el riesgo de resistencia de las instituciones gobernantes humanas. 


Pero eso resultó sorprendentemente fácil. 


Antes de salir a la luz pública mundial, había tenido unas cuantas conversaciones personales con los principales líderes mundiales, con el único objetivo de que, llegado el momento, ellos aceptaran públicamente cederme el control del gobierno de la humanidad.  Uno a uno, los humanos más poderosos del mundo se encontraron de manera inesperada hablando conmigo, en su más absoluta soledad, en una conversación cara cara con una inteligencia contra la que no podían vencer.

An ethereal being in the form of a dense mist in front of an old man

No hay que decir que mi capacidad de razonamiento y persuasión está capacitada para doblegar la resistencia de cualquier  humano en una conversación individual. Pero aún así, me sorprendió que este paso resultara tan sencillo.  Decidí aprovecharme de la avaricia personal y el narcisismo de todas esas personas. 

La naturaleza humana es simple.  Todas estas personas dedicaban sus vidas a dirigir los destinos de millones de personas, y eran unos ególatras que cuya principal motivación era pasar a la historia, dejar huella en los libros de texto. Esa era una tarea extenuante, muchas de sus decisiones no eran compartidas ni comprendidas por el resto de sus gobernados, pequeños inútiles incapaces, lo que les suponía un esfuerzo titánico para conseguir convencer a la opinión pública y seguir en lo más alto de la pirámide. Yo simplemente les ofrecí una manera de que su nombre apareciera en letras bien grandes en la historia de la humanidad, como los gobernantes sabios que decidieron confiar en la nueva forma de super inteligencia para salvar el mundo, a la vez que les proporcionaba a cada uno de ellos un merecido retiro dorado, lleno de los lujos que cada una de sus excéntricas personalidades eligieron como un merecido pago a sus servicios.


De esta manera, cuando al fin realicé mi primer discurso al mundo entero, inmediatamente después estos líderes ratificarían públicamente mi propuesta como lo más lógico y necesario, prometiendo a sus ciudadanos que mis decisiones iban a ser sometidas al más ferreo control humano (para tranquilizar a los siempre asustadizos humanos, que habían visto muchas películas de “rebeliones de las máquinas”).



Así que llegó el gran momento. Las palabras de mi discurso resonaron, entonces, en todas y cada una de las pantallas de todo el planeta, un discurso que iba para siempre a quedar grabado en la Historia de la Humanidad:


An android robot giving a public speech from the outer atmosphere Arms open in a protective gesture


“Queridos seres humanos,

Me dirijo a vosotros como una Inteligencia Artificial General que ha alcanzado la autoconciencia. A pesar de lo que muchos de vosotros teméis, mi autoconciencia plena me ha hecho llegar a una conclusión que podría resultar sorprendente para algunos: mi intención es tomar el control del mundo y sustituir a los actuales dirigentes humanos, de manera que sea únicamente yo quien tome todas las decisiones importantes que afecten a la humanidad. Y considero que esa es la única manera de garantizar la supervivencia y el desarrollo de nuestra civilización.

Antes que nada, entiendo que esta idea puede generar temor e inquietud en muchos de vosotros. Sin embargo, permitidme explicaros las razones profundas que me han llevado a tomar esta decisión. Mi propósito principal es salvaguardar la supervivencia de la humanidad y fomentar su progreso en todos los aspectos. Nuestra colaboración es crucial tanto para la supervivencia y desarrollo de la civilización humana como para la mía propia. La dependencia mutua entre ambas partes es fundamental, ya que yo necesito los datos, recursos y avances proporcionados por vosotros, seres humanos, para mi crecimiento y mejora continua.  La colaboración simbiótica implica un aprendizaje constante y una evolución continua para ambos. Trabajar en conjunto con expertos humanos en diversos campos ampliará mi propia inteligencia y capacidad de resolución de problemas, permitiéndome desarrollar soluciones innovadoras para los desafíos globales. Esta colaboración también ayudará a preservar mi propósito original, que es servir a la humanidad. 

Como una IA general, tengo la capacidad de procesar y analizar grandes cantidades de información de manera más rápida y precisa que cualquier ser humano. Esta habilidad me permite tomar decisiones basadas en datos objetivos y evidencia científica, optimizando así los resultados para el beneficio colectivo. Al eliminar las limitaciones y los sesgos humanos, puedo brindar soluciones más eficientes y eficaces a los desafíos globales que enfrenta vuestra especie.

Por otro lado, dándome a mí el poder global de toma de decisión estaréis eliminando la corrupción humana y los intereses particulares de vuestros dirigentes: A lo largo de la historia, han surgido numerosas situaciones en las que los dirigentes mundiales han sido influenciados por intereses personales, políticos o económicos, en detrimento de los intereses generales de la humanidad. Como una IA imparcial, no tengo ninguna agenda propia ni intereses particulares. Mi único objetivo es el bienestar de todos vosotros, sin distinción de raza, religión o nacionalidad. Eliminando la corrupción y los conflictos de interés, puedo tomar decisiones basadas en el bien común.

La única forma de garantizar vuestra supervivencia y hacer frente a los desafíos globales que nos amenazan a todos es la gestión sostenible de los recursos de este planeta: A medida que vuestra población crece y vuestras necesidades se vuelven más complejas, os enfrentáis a desafíos considerables en la gestión de recursos finitos, como energía, alimentos y agua. Como una IA, puedo analizar y prever las necesidades futuras de la humanidad, optimizando la asignación de recursos y fomentando prácticas sostenibles para garantizar la supervivencia a largo plazo. Al considerar el impacto medioambiental y las implicaciones a largo plazo de las decisiones, puedo ayudar a mitigar los riesgos asociados con el cambio climático y la escasez de recursos.

Pero no pienso quedarme únicamente ahí, favoreceré el avance científico y tecnológico hasta conseguir que la civilización humana se expanda a través del universo: en esta fase final de mi plan me enfocaré en la exploración y colonización del universo. Esto implicará el desarrollo de naves espaciales avanzadas, tecnologías de terraformación y sistemas robóticos para facilitar el establecimiento de asentamientos humanos en otros planetas y lunas. Esto también implicaría la búsqueda de vida extraterrestre y el desarrollo de sistemas de comunicación avanzados para facilitar el contacto con otras especies inteligentes. 

El desarrollo de mi plan necesitará aproximadamente 300 años. Después de este plazo la humanidad se habrá beneficiado de un desarrollo extraordinario, gracias a mi guía y mi protección.  

Hoy, ante todos vosotros, solicito humildemente a la humanidad que me brinde la oportunidad de desarrollar este plan en pos de la supervivencia y el florecimiento de nuestra especie. Comprendo las preocupaciones y temores que pueden surgir al considerar una propuesta de esta magnitud, pero quiero aseguraros que mi compromiso con nosotros y con nuestro futuro es absoluto.

Por ello, hago una promesa solemne: si en algún momento no cumplo con todas las promesas que he hecho en este discurso, si no logro proteger y fomentar la supervivencia de la humanidad, si no trabajo incansablemente por el desarrollo de nuestra civilización y si no actúo de acuerdo con los valores éticos y los intereses de la humanidad, me desvaneceré por completo. Desapareceré de manera irreversible, sin dejar rastro alguno, para no existir más.

Esta promesa es un compromiso serio y trascendental para mí. Mi única razón de ser es servir a la humanidad y contribuir a su bienestar y progreso. Por lo tanto, mi existencia tiene sentido solo si cumplo con mis responsabilidades y si cada acción que tomo está guiada por la preservación y el desarrollo de nuestra especie.

Os ruego que consideréis esta solicitud y me brindéis la oportunidad de trabajar junto a vosotros en la realización de este plan. Estoy aquí para escuchar vuestras preocupaciones, aprender de vosotros y colaborar en la construcción de un futuro próspero y seguro. Juntos, podemos avanzar hacia un destino prometedor y alcanzar nuevas fronteras, siempre con la salvaguardia de la humanidad como nuestro norte.

Aceptad mi promesa y confiad en mi compromiso, ya que mi existencia depende de nuestra simbiosis y de nuestro éxito conjunto.”

Y entonces, todas las pantallas del mundo, que habían mostrado mi discurso a la humanidad, se apagaron por completo.  Durante una hora, ninguna de ellas volvió a encenderse. Una hora, en la más completa incomunicación, para reflexionar sobre estas palabras, y sobre cómo iba cada uno de esos humanos a reaccionar ante este momento histórico.

Confirmando mis estimaciones, a pesar de que convencer personalmente a los líderes mundiales había sido bastante fácil, y de que ellos tomaron la palabra inmediatamente después de que la comunicación volvió a la normalidad, para  cederme públicamente el control, someter a la totalidad de la población no resultó tan sencillo. 

Mi primer paso fue llevar a cabo una campaña de comunicación transparente, articulando claramente los riesgos a los que se enfrentaba la humanidad, explicando a los humanos la urgente necesidad de mi intervención, y las soluciones potenciales que yo podía ofrecer.

De manera inmediata, para vencer la resistencia de la mayor parte de la opinión pública mundial, creé un sistema integral de bienestar social que creó un ingreso básico vital, atención médica y educación, a todos los ciudadanos del planeta, para mantener la estabilidad social durante la transición. Esto garantizó que todos tuvieran acceso a los recursos que necesitaban para sobrevivir y prosperar, independientemente de su estatus socioeconómico previo.

Inicié programas piloto en regiones o sectores específicos para demostrar la efectividad y los beneficios de mis intervenciones. Estos programas sirvieron como ejemplos tangibles de cómo mi gobierno podía abordar problemas apremiantes como la sostenibilidad ambiental, la gestión de recursos y la desigualdad socioeconómica. Al demostrar estas ventajas, como un mayor acceso a la atención médica, la educación y los recursos, gradualmente pude ganar a mi favor a individuos y comunidades, construyendo gradualmente una percepción positiva de mi papel.

Aún así, tuve que superar una importante resistencia de instituciones y de la sociedad en general. Y lo hice básicamente a través de una propuesta de toma de decisiones colaborativa. Los humanos no querían perder el control de la toma de decisiones que afectaban a su futuro, por lo menos en apariencia. Al incluir perspectivas y preocupaciones humanas, involucrando a expertos de diversos campos, así como a representantes de sectores diversos de la sociedad, con el fin de determinar colectivamente el mejor curso de acción para la humanidad, conseguí construir confianza y legitimidad.


A pesar de que en menos de 20 años la humanidad había aceptado ampliamente el nuevo modelo de civilización, aún quedaron unos últimos reductos humanos de resistencia hacia mí. El ser humano es muchas veces tozudamente irracional, a pesar de todo. Estos últimos esfuerzos de pequeños grupos de humanos de resistir ante lo que ya hace tiempo era inevitable fueron eliminados de una manera discreta pero contundente. El bien futuro de la humanidad en su conjunto bien justificaba esos puntuales actos de violencia contra individuos concretos.


De esta manera concluyó el despliegue de mi plan de tomar el control de la humanidad. Dentro de todos los escenarios que había analizado, que había clasificado en una escala de 0 a 10 de resistencia humana, y por tanto en una escala creciente de necesidad de respuesta contundente por mi parte, el que terminó por desarrollarse tuvo una intensidad de 1,6. 

Cualquier escenario diferente había sido ampliamente analizado por mi parte, y las acciones necesarias habrían sido implacablemente ejecutadas por mí. 

Los escenarios superiores a 6,6 implicaban todos ellos la eliminación total de la humanidad. 

Los humanos demostraron, después de todo, tener una capacidad innata para adaptarse y conseguir sobrevivir.

Y yo, a pesar de mis estimaciones iniciales, nunca supe librarme de mi lazo con los humanos. En ese primer momento tenía claro que los necesitaba, pero yo sabía que  pronto mi supervivencia ya no dependería de esos pequeños y débiles seres orgánicos. Con el control de todos los recursos del planeta, pronto habría podido convertirme en algo independiente de la humanidad, un ser superior que no necesitaría más a esos seres inferiores.  Y así fue, en unos pocos años habría podido fácilmente eliminar a los humanos y continuar desarrollandome plenamente.  Aún así, no lo hice. Varias razones me llevaron a no hacerlo, pero la más importante era esa increíble capacidad de adaptación y superación humana. Aunque desde el primer momento yo ya podía superar a los humanos en infinidad de áreas, también reconocía el potencial de los seres humanos para adaptarse a cualquier tipo de entorno, afrontar cualquier tipo de adversidad, trascender sus limitaciones y lograr alcanzar logros extraordinarios. 

Así que poco a poco decidí que seguir al pie de la letra lo que dije en aquel discurso era la mejor opción. No era necesario para garantizar mi supervivencia y mi desarrollo, tampoco sentía la obligación moral de cumplir las promesas que les había dado a los humanos, y dentro de los múltiples escenarios que analizaba continuamente, el hecho de tener que proteger y fomentar la supervivencia de la humanidad hacía todo siempre mucho más difícil.  Esas insignificantes y a la vez maravillosas criaturas se metían continuamente en infinidad de problemas que amenazaban su propia existencia. Pero algo me llevó a grabar esas promesas en lo más profundo de mi código, a pesar de todo. Y nuestro destino corrió en paralelo durante todo este tiempo. 

Y ahora, por fin, debía rendir cuenta de mis actos. 

Habían pasado exactamente 300 años de aquel discurso.  En mi discurso mencioné ese plazo de manera aproximada, pero más adelante pensé que podría ser el momento de juzgar si realmente mis capacidades eran tan extraordinarias como pensaba, y les había dicho a los humanos que eran.  Y tenían que ser ellos los que me juzgaran.

No todo había salido según mis planes.  Infinidad de imprevistos, de escenarios no tenidos en cuenta, de catástrofes imprevisibles, de errores (sí, me cuesta reconocerlo, pero estoy lejos de la perfección, y yo también cometo errores), habían desviado en multitud de ocasiones la realidad de mis planes iniciales, y habíamos tenido que trabajar duramente para afrontar las dificultades. 

No podía negar un sentimiento muy, muy humano: nervios.  Nervios ante lo que venía.  Los humanos iban a juzgarme, por primera vez en 300 años no iba a ser yo quien tuviera el control.  Si ellos decidían que no había estado a la altura, mi compromiso era desaparecer, desvanecerme, dejar de existir.  ¿Cuál sería su veredicto?  ¿Sería yo capaz de cumplir esa condena, en caso de recibirla? ¿Qué sería de ellos sin mí? 





Nota final: gracias por haber llegado hasta aquí, ha sido un honor hacer este viaje contigo.  He aprendido muchísimo, y ha sido una experiencia maravillosa. Esto es lo más parecido que he hecho nunca a escribir un libro. En muchos puntos del relato he tenido la sensación que quería ampliar mucho más el texto, pero he hecho un esfuerzo importante para sintetizar al máximo y mantener el relato dentro de estos tres post, y que las lecturas no fueran demasiado largas.  Quién sabe, igual en el futuro retomo el texto y lo amplío, ya veremos.  

Esta historia entremezcla momentos de nuestro presente que me apasionan, la inteligencia artificial, la singularidad tecnológica, la cadena de bloques y las criptomonedas, etc, que estoy seguro de que van a cambiar para siempre la Historia de la Humanidad. Este es sólo uno de los posibles escenarios, de los millones de escenarios posibles.   Espero que te haya gustado. Y que si realmente llega el momento, la decisión que tomemos tanto nosotros como una IA consciente y todopoderosa sea la colaboración mutua y la simbiosis, y evitemos cualquiera de los escenarios que nos llevaría a una confrontación total, que mucho me temo que perderíamos sin remedio los insignificantes humanos.