De
vez en cuando escucho a padres que, orgullosos, me dicen que han apuntado a su
hijo a clases de chino. Su argumento habitual es que China será pronto la
primera potencia mundial, y que conocer su idioma dará a su hijo una ventaja
importante cuando se enfrente al mercado laboral. Sin embargo, bajo mi punto de
vista esa es una de las decisiones más erróneas que pueden tomar esos padres si
quieren que sus hijos adquieran conocimientos realmente útiles.
Como
siempre, esta es sólo mi humilde opinión, pero intentaré argumentarla desde
tres puntos de vista diferentes: histórico, geopolítico, y etimológico.
Desde un punto de vista histórico la
situación actual de China no es muy diferente a la que ha tenido en otros
periodos de la historia. Por
ejemplo, en la Edad Media China aventajó
claramente a Europa en tecnología al menos hasta el siglo XIV. La larga lista de sus grandes
primicias tecnológicas incluye el hierro fundido, la brújula, la pólvora, el
papel, la imprenta y muchas otras. También estuvo a la cabeza del mundo en
poder político, navegación y dominio de los mares. A comienzos del s.XV envió
flotas en busca de tesoros, formadas por cientos de embarcaciones y con unas
tripulaciones totales de 28.000 hombres, décadas antes de que las tres
minúsculas carabelas de Colón cruzasen el estrecho océano Atlántico para llegar
a las costas orientales de América. ¿Por qué los barcos chinos no cruzaron el
Pacífico para colonizar las costas occidentales de América mucho antes que
Colón? ¿Por qué, en una palabra, China perdió su ventaja tecnológica frente a
la hasta entonces tan atrasada Europa?
El
fin de las flotas chinas buscadoras de tesoros nos ofrece una pista. Siete de aquellas flotas zarparon de China
entre 1405 y 1433. A partir de ese año fueron suspendidas como consecuencia de
una aberración típica de la política local que pudo suceder en cualquier lugar
del mundo: una lucha de poder entre dos facciones de la corte china: los
eunucos, facción que había sido identificada con el envío y gobierno de estas
flotas, y sus oponentes. De ahí que cuando la segunda facción se impuso en una
lucha por el poder, dejó de enviar flotas, desmanteló los astilleros y prohibió
finalmente la navegación de altura.
Una
sola decisión detuvo la expansión marítima de China. Aquella decisión temporal
terminó siendo irreversible, porque no quedaron astilleros para construir
barcos que demostrasen la insensatez de aquella decisión.
En
comparación, las flotas de exploración europeas estaban mucho menos
desarrolladas por aquel entonces.
Cristobal Colón, italiano de nacimiento, cambió su lealtad hacia el
duque francés de Anjou, y después hacia el rey de Portugal. Cuando éste rechazó
su petición de naves para emprender la exploración rumbo al Oeste, Colón
recurrió al duque de Medina-Sidonia, quien también la rechazó, después al conde
de Medinacelli, quien hizo lo mismo, y por último a los reyes de España,
quienes finalmente aceptaron su requerimiento. Si Europa hubiera estado unida
bajo cualquiera de los tres primeros gobernantes, la colonización europea de
América podría no haber visto nunca la luz.
Muchos
otros avances, como la invención del cañón, la imprenta, la luz eléctrica, las
armas de fuego, etc, encontraron al principio indiferencia u oposición en
algunas partes del continente europeo, por una u otra razón idiosincrásicas
locales. Sin embargo, si un estado no continuaba con una innovación concreta,
otro distinto lo hacía, obligando a los estados vecinos a hacer lo mismo para
no ser conquistados, o quedar rezagados. Nunca ha habido en Europa un déspota
que haya podido cerrar el grifo de la difusión de las tecnologías e ideas.
Actualmente
China se encuentra unificada de una manera muy similar a la de la Edad Media,
bajo un régimen en el que las decisiones de unos pocos pueden afectar
drásticamente a cientos de millones de personas, y desviar la tendencia actual
de crecimiento de China en la dirección equivocada. Y si no, sólo hay que ver
el inmenso efecto que tuvo la reciente Revolución Cultural de Mao Zedong sobre
la economía china.
Desde
el punto de vista geopolítico, no es difícil darse cuenta de que todos los
estudios serios sobre la situación geopolítica mundial del s.XXI reservan a
China un papel relevante. China
representa el candidato más importante para disputar a Estados Unidos la
supremacía económica que ha gozado desde principios del siglo XX. Junto con
Rusia, Japón, la India e Irán
representan un modelo basado en un gobierno central fuerte y eficiente
en la promoción del crecimiento económico, que impone orden y estabilidad
internamente –un gobierno autocrático– Pero para casi ningún autor esto se
reflejará necesariamente en una rivalidad política internacional. El objetivo central de este modelo es
fundamentalmente interno y centrado en el crecimiento de la economía y la
resultante reducción de la pobreza. La mayoría de los autores consideran que existen
y existirán las condiciones para que Estados Unidos se mantenga como la gran
potencia en el siglo actual.
Según el estudio de George Friedman en China existen tensiones sociales, diferencias
regionales y vulnerabilidad económica que le impedirán consolidarse como una
gran potencia. La combinación de estos factores producirá una crisis política
que regresará a China a un escenario de fuertes rivalidades regionales con un
gobierno central luchando infructuosamente por mantener el control. Como en el
pasado, China terminará defendiéndose contra la penetración extranjera y siendo
incapaz de proyectar su poder hacia el exterior.
Hay muchísima más literatura sobre la probable
supremacía mundial estadounidense durante el siglo XXI, así que no parece creíble
que dentro de 20-30 años, cuando nuestros hijos se incorporen al mercado de
trabajo, dependamos más de las decisiones tomadas en Pekín que de las tomadas
en Washington.
Y por último, el argumento que yo creo más
contundente para convencerte de que no apuntes a tu hijo a clases de chino es
el etimológico.
En
el alfabeto chino mandarín, el idioma más utilizado en China, cada carácter
está formado por una intrincada serie de
trazos, a veces hasta 64.
La combinación de estos trazos de diferentes maneras le puede dar a cada uno de los caracteres significados totalmente diferentes. Los principales diccionarios chinos incluyen alrededor de 56.000 caracteres diferentes. Aunque para una alfabetización puramente funcional “sólo” se requiere un conocimiento de entre 3.000 y 4.000 caracteres. Frente a los 26 caracteres del alfabeto inglés.
La combinación de estos trazos de diferentes maneras le puede dar a cada uno de los caracteres significados totalmente diferentes. Los principales diccionarios chinos incluyen alrededor de 56.000 caracteres diferentes. Aunque para una alfabetización puramente funcional “sólo” se requiere un conocimiento de entre 3.000 y 4.000 caracteres. Frente a los 26 caracteres del alfabeto inglés.
La
escritura en chino mandarín en un ordenador es aún más complicada. No hay un
sistema estándar, por lo
que dos teclados chinos puede no ser exactamente el mismo y puede que no funcionen de la misma manera.
Los usuarios de la China continental es
probable que utilicen un método y un teclado muy diferente que los de Taiwán o los de Hong Kong.
El método transliteración Pinyin es uno de los más usados, y consiste básicamente en usar las teclas estándar del alfabeto latino en un teclado QWERTY occidental para producir un caracteres de la escritura china en base a su sonido. El ordenador convierte automáticamente la ortografía escrita en ortografía Pinyin a los caracteres correctos chinos en la pantalla. O al menos se supone, porque hay un montón de palabras chinas que suenan similar, pero un aspecto diferente en el papel.
El método transliteración Pinyin es uno de los más usados, y consiste básicamente en usar las teclas estándar del alfabeto latino en un teclado QWERTY occidental para producir un caracteres de la escritura china en base a su sonido. El ordenador convierte automáticamente la ortografía escrita en ortografía Pinyin a los caracteres correctos chinos en la pantalla. O al menos se supone, porque hay un montón de palabras chinas que suenan similar, pero un aspecto diferente en el papel.
Otro
método usado para una mecanografía más veloz es el método de entrada
llamado Wubi, que traduce la
forma de los propios trazos chinos. Para escribir un carácter
chino con este método se debe "deletrear" un carácter chino escribiendo hasta cuatro trazos, en una secuencia de teclas que corresponden a
lo que parece y cómo se dibuja.
Como
se puede ver el uso del idioma chino es sumamente complicado en el mundo actual
de la información y de la comunicación por escrito. Los chinos que quieren hacer negocios por el
mundo utilizan y utilizarán la lengua universal actual, el inglés. El chino no puede convertirse en un idioma
universal hasta que no evolucione lo suficiente para que se pueda escribir en
un teclado normal. Y la evolución de las lenguas no es precisamente rápida.
Así
que si usted quiere proporcionarle a su hijo unos conocimientos realmente
útiles, asegúrese de que aprenda bien inglés.
El sistema educativo actual tiene unas tremendas limitaciones en la
enseñanza del inglés, y todo el esfuerzo que se invierta en reforzar esta
aptitud tan básica en el mundo actual será la mejor inversión que le puede
ofrecer a su hijo.
Pero
si lo que usted quiere es proporcionarle conocimientos inútiles, tampoco le
enseñe chino, enséñele morse. Al menos cuando ocurra algún desastre
apocalíptico que corte todas nuestras comunicaciones, excepto las de radio, su
hijo conocerá el único idioma que se podrá utilizar para comunicarse a
distancia. Si, ya sé que eso es muy poco
probable, pero aún es menos probable que los chinos logren la supremacía
mundial durante este siglo, y que además decidan imponer su idioma como lengua
universal.
Además, el morse es mucho más
divertido y requiere mucho menos esfuerzo que el chino.
Muy buena reflexión respecto a la diferencias entre culturas y la complicación del idioma.
ResponderEliminarInglés sin duda, pero a mis hijos también les enseñaré a saludar y leer un menú en chino, algo básico.
En España los niños dicen azul-blue y ya estamos contentos. Hablar significa también entender una película, una conversación por teléfono...
No guste o no, el mundo tiende al inglés y el resto de idiomas es un tema cultural.
Gracias Jorge. Tenemos puntos de vista muy parecidos; conocer y entender lo básico de otro idioma puede ser muy útil para nuestros hijos, pero después de asegurarnos de que su nivel de inglés sea prácticamente bilingüe. No me refiero a después en el tiempo, porque el aprendizaje de dos (o más) idiomas pueden coincidir en el tiempo, me refiero a que tenemos que conseguir que nuestris hijos piensen, canten, busquen en internet, etc, EN INGLES. Y eso sólo se consigue con empeño y dedicación de los padres. Nuestro sistema educativo tiene una absoluta incapacidad, demostrada durante generaciones, para crear un buen nivel de conocimiento del inglés. Hay que currarselo en casa.
ResponderEliminarAunque sigo pensando que, después del inglés, yo elegiría otros idiomas que creo les pueden ser de más utilidad en su vida laboral, francés y alemán, por ejemplo. Sólo después les daría nociones de chino.